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Chef de la Casa Blanca gana la lotería y crea un comedor social para necesitados


Hoy traemos la historia una persona con un corazón muy grande, se llama Roberto Mendoza y su actividad filantrópica es un ejemplo para todos.

La vida de Mendoza tuvo unos comienzos muy difíciles; de familia humilde, recuerda como cuando era adolescente había noches que tenía que acostarse sin haber podido llevarse nada a la boca para comer, aún así, Roberto veía el lado positivo de la situación “Pensada que al menos podía haber bebido un vaso de agua”… Posteriormente en El Salvador, su país natal, se produjeron cortes en el suministro de agua y fu entonces cuando Mendoza se dijo “Cuando crezca haré todo lo posible para que nadie más tenga que pasar hambre”.

Las penurias continuaron en la vida del futuro afamado chef, incluyendo un secuestro a raíz del cual, El Ejercito de Salvación por motivos de seguridad lo evacua a Canadá para desde allí pasar a California.

Es ya en EE.UU donde el joven Mendoza aprende inglés, francés y hebreo, también decide apuntarse a una escuela de cocina. Es en el desarrollo del arte culinario donde Mendoza alcanza fama internacional. Sus platos han sido degustado por ex presidentes americanos como Clinton, Bush u Obama y también sirvió comidas en algunas galas para la academia del cine.

La vida del joven inmigrante salvadoreño había dado un cambio radical, pero aún queda pendiente un golpe de suerte… Mendoza declara que no es un jugador habitual de lotería, pero que un una visita que le hizo su madre le animo a comprar un boleto de lotería ya que “presentía que Roberto iba a ganar la lotería”.

Y así fue. Comprando un boleto de raspa y gana por importe de 5 dólares obtuvo un premio de $ 250.000.


Chef de la Casa Blanca gana la lotería y crea un comedor social para necesitados

Gracias a este guiño de la Diosa Fortuna, Mendoza pudo cumplir la promesa que hizo de adolescente. El dinero del premio no lo destinó a viajar o a comprar un coche de lujo, lo invirtió en comprar una propiedad en su ciudad natal para montar un local donde dar de comer a gente sin hogar y niños necesitados.

Además, Roberto desarrolla un trabajo de voluntario en Charlotte (Carolina del Norte) cocinando para personas sin hogar.

“Sé lo que es tener hambre, mi corazón me pide cocinar para las personas sin hogar” son sus declaraciones al ser preguntado por su historia.

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