Nuestro protagonista de hoy, James Belich, jamás esperó volver al trabajo tras la pausa del almuerzo, habiéndose convertido en un hombre rico, inmensamente rico. El propio James en declaración a los medios aseguró que jugaba a la lotería con la esperanza de ganar unos miles de dólares, nunca esperó un premio tan grande.
Muchos de nosotros puede que con 10 millones de dólares en el bolsillo ni siquiera hubiéramos vuelto a nuestro puesto de trabajo.
La jornada del Sr Belich, como gerente de una empresa de logística, transcurría con total normalidad, a la hora del almuerzo hizo una parada en una tienda del sur de Charlotte y compró un boleto de lotería instantánea (raspa y gana o raspadito) por valor de 30 dólares. Según iba raspando los números sus ojos se iban abriendo como platos, cuando raspó el último empezó a dar saltos de alegría, ¡había ganado 10 millones de dólares!
El raspadito en cuestión pertenecía al juego “Supreme Reiches” y ofrecía la posibilidad de ganar un premio máximo de 10 millones de dólares.
James se encontraba tan emocionado que cuando llegó a su casa fue incapaz de articular palabra, simplemente con una gran sonrisa mostró el boleto ganador a, Emily, su esposa.
Lo siguiente que hizo Belich fue acudir, junto a sus hermanos, a casa de su madre para darle la buena noticia. La familia está muy unida y todos juntos no pudieron contener la emoción y dejaron correr las lágrimas.
Como es normal en las loterías de Estados Unidos el afortunado puede elegir entre cobrar la totalidad del premio en diversos plazos, en este caso 20 pagos anuales de 500 mil dólares, o decantarse por el cobro de una cantidad menor en un único pago. Esta fue la modalidad elegida por James, tras el pago de los impuestos correspondientes recibió un cheque superior a los 4 millones de dólares.
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