Un regalo de cumpleaños muy especial

Todos sabemos que cumplir 18 años es un evento especial, se adquiere la mayoría de edad y comienzas una nueva vida como persona adulta. Los jóvenes lo viven de modo intenso y con gran ilusión.

Charlie Lagarde, una joven residente en Quebec, para celebrar su mayoría de edad quiso realizar dos acciones que hasta ese día no le estaban permitidas: comprar una botella de champagne y adquirir un boleto de lotería.

La llamada “suerte del principiante” fue muy generosa con la joven. Los 4 dólares que había gastado en el billete de lotería se convirtieron en una renta vitalicia de mil dólares a la semana para el resto de su vida. Menudo regalo de cumpleaños ¿verdad?

En su 18 cumpleaños gana una renta vitalicia de 1.000 dólares semanales

Charlie, en el sorteo del 14 de marzo, había ganado el primer premio de la lotería Gagnant à vie (Ganador de por vida).

El ganador del premio debe elegir de qué forma prefiere recibir las ganancias: a) un pago único de 1 millón de dólares b) un pago semanal de 1.000 dólares durante toda la vida.

Lagarde demostró gran sensatez al esperar dos semanas antes de responder sobre cómo prefería recibir su premio. Durante ese tiempo decidió recibir asesoramiento de expertos en finanzas, quienes le aconsejaron a su edad la mejor opción era decantarse por la renta vitalicia.

El portavoz oficial de la lotería dijo que el premio equivalía a un salario anual de 100.000 dólares antes de impuestos.

Al ser preguntada por el modo en que piensa ir gastando su fortuna, Charlie resalta que una parte la invertirá en su educación y otra en viajar, una de sus grandes pasiones.

La adolescente dijo que tiene la intención de invertir en su educación y en viajar, una de sus pasiones.

Piensa estudiar fotografía y aspira a trabajar en el National Geographic.

“Quiero estudiar fotografía. Uno de mis sueños sería trabajar para National Geographic”, dijo, según la declaración de los funcionarios de la lotería.

Según la agencia de noticias Canadian Press la joven Lagardete había comprado el boleto en una tienda couche-Tard pero tuvo el temple de no descubrir el premio (rascado del boleto) hasta llegar a su casa en Montérégie.