La historia de hoy produce risas y bromas, es una anécdota muy recurrente para conversaciones entre amigos. Pero seguro que a su protagonista, Diego Moreno, no le hace tanta gracia recordarlo…
Diego es un inmigrante colombiano que actualmente reside en Nueva Jersey. Su humilde trabajo como aparcacoches para un restaurante de la ciudad le permitía ir tirando, pero ver anunciado un bote histórico de 1.500 millones en la lotería Powerball (Enero de 2.016) decidió crear un grupo de juego entre los compañeros de trabajo y algunos familiares para ver si suerte cambiaba. La peña en cuestión logró recaudar 220 dólares que se destinaron íntegramente a comprar apuestas para esa jugada.
El día del sorteo, Diego aprovechó una pausa en el trabajo para poder seguir los resultados en directo. Al ver que los números que iban saliendo del bombo coincidían con los suyos, Moreno y otros compañeros de la peña, empezaron a tener dificultades para respirar. Parecía increíble su buena suerte…. Cuando por fin salió la última bola y comprobaron que todos los números eran correctos empezaron los abrazos y los brindis con cava. Acababan de ganar 900 millones de dólares, su futuro sería totalmente diferente.
Las propias cámaras de seguridad del restaurante registraron las celebraciones, gritos abrazos, llamadas a la familia e incluso exclamaciones como “no volveré a fregar un plato en mi vida” ó el propio Diego indicando a los clientes que fueran ellos mismos los que aparcaran sus coches que él era millonario.
Un sueño que duró muy poco
Cuando las celebraciones aún no habían llegado a su fin, uno de los clientes del restaurante, que había pedido el boleto para comprobar los resultados, exclamó la frase ¡Estos no son los números!
El silencio inundó la sala y las caras de los “afortunados” era todo un poema. De manera angustiosa Diego junto a los otros peñistas fueron a consultar la web de la Powerball. Allí descubrieron, que efectivamente sus números no coincidían en absoluto con la combinación ganadora, ellos habían visto los resultados del sorteo anterior.
Para ahondar aún más en la desgracias, el video de la celebración se había convertido en viral. Diego y sus amigos empezaron a recibir llamadas de felicitación a las que tenían que contestar diciendo que efectivamente habían sido millonarios pero sólo durante 20 minutos.
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