El deseo de adivinar el futuro ha acompañado a la humanidad desde sus inicios. El horóscopo así lo prueba, pues la práctica de interpretar el mensaje de las estrellas, fue usada frecuentemente en la antigüedad, por monarcas, jefes militares, navegantes, etcétera; quienes no se atrevían a dar un paso sin haber escuchado la opinión de estos consultores. Sin ir tan lejos, aún hoy presidentes contemporáneos han confesado anteponer los consejos del horóscopo, a los de los propios asesores oficiales.
El ser humano también tiene deseos de conocerse a sí mismo, y comenzamos a pensar que por nacer en la fecha de un determinado signo zodiacal, nuestra personalidad y temperamento están marcados indeleblemente. Y a este conocimiento le buscamos aplicación práctica a la hora de comprar boletos de lotería.
Pero no sólo es adivinar, sino que también existe el deseo por manipular el futuro cercano o remoto; y es cuando le atribuimos un poder misterioso a ciertas prácticas rituales, señales y cosas, Al notar que se producen efectos provechosos, con estas creencias y prácticas supersticiosas, se va alimentando en nosotros: el temor ante ciertas fechas, números, palabras; y comenzamos a usar talismanes, amuletos; por ejemplo, herraduras, patas de conejo, trébol de 4 hojas, entre otros.
El resultado de la lotería, como todo juego de azar, es algo variable e imprevisible, Es ante esta circunstancia, que nos comenzamos a preguntar si habrá forma de aumentar nuestra suerte como jugadores de loto; recurriendo con curiosidad y ánimo de divertirnos, a todo lo que tenga que ver con horóscopo, superstición y adivinación del futuro.
El asombroso poder de la superstición
Encuestas fiables han determinado, que por lo menos una de cada tres personas que quiere ganar en la lotería, está convencida que lo hará gracias a seguir algún tipo de rutina supersticiosa.
Los números van a la cabeza de estos pensamientos mágicos
Fechas memorables: la fecha de más íntima relación con un jugador de loto, es la fecha de su propio nacimiento. Es lo más común. Pero también existen nacimiento de hijos, aniversarios de boda, de graduación; cuyas fechas tomamos para la apuesta en el juego, por considerarlos eventos muy afortunados y decisivos en nuestras vidas. Algunos suman los números de la fecha, el mes y el año.
Patentes de vehículo, licencias y cualquier otro número de identificación: es común atribuirle poder cabalístico a estos seriales numéricos.
Repetición de números ganadores: muchos jugadores están pendientes de los números que más repiten, y las circunstancias en que lo hacen; para luego apostar a su reaparición.
Soñar con números: este es un motivador muy potente para jugadores de loto. A menudo el sueño es recordado con tanta intensidad que es imposible resistirse a probar suerte.
Dados, galletas de la fortuna, y otros: todo vale por mantener la esperanza de mejorar la fortuna, desde lanzar un par de dados hasta cualquier otra acción inimaginable.
Otras supersticiones al azar
El momento de comprar el boleto: Desde el pie con que ingresas al local para la comprar del ticket, hasta la mano del empleado que te lo expide, todo forma parte de una rutina que no debe alterarse. La ropa no podía quedar fuera de estas creencias: no te vistas de amarillo para la compra de tu boleto.
Mujeres embarazadas, hombres calvos y gatos negros: al contacto de estos y otros elementos, para mucha gente, el boleto se carga de energía vigorizantemente ganadora.
Amuletos: patas de conejo, herraduras, trozos de madera, medallones, frases de la cábala. Muchos creen que esto funciona
Los astros también juegan
Cada jugador tiene su propio carácter, y existen picos en los ciclos de fortuna de cada persona; por tanto, la idea de consultar los signos del zodiaco para saber qué número jugar y cuándo, es una creencia que viene tomando gran impulso y popularidad. Estas consultas y vinculaciones basadas en el signo astrológico, resultan para muchos jugadores muy curiosas, divertidas, y en muchos casos, ganadoras. Los astros también juegan, en el sentido de tener un impacto en la vida de las personas, decidiendo el momento en que están potenciadas las posibilidades de ganar en el juego.
Aquí daremos algunos ejemplos, de cómo usar tu personalidad descubierta por los astros, en el juego:
Para un jugador aries, su sed de aventuras le lleva siempre a aprovechar el momento más afortunado. El apogeo de su ciclo lo alcanza cuando el sol se alinea cercanamente con cualquier signo de fuego. Es el momento de jugar y hacerlo sin mucha cautela.
Al contrario del jugador perteneciente al signo aries, el géminis lo piensa mucho para tomar una decisión que lo beneficiará. Cuando el sol está alineado con signos de aire, llega la oportunidad de dejar las vacilaciones, pues el ciclo favorable se encuentra en su punto más alto.
Conclusión: además de usar los números que nos dicte nuestro signo del zodiaco, como los dos últimos casos, y que pueden consultarse en muchos sitios web; también vimos todo un abanico de prácticas supersticiosas: el cumpleaños de un sobrino, o el sueño que tuvimos con algún número. No sabemos si la casualidad por sí misma determina un premio a nuestro favor, o si fue una de nuestras acciones; lo cierto, es que ¡si no jugamos, no podemos ganar!
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